Saneamiento total liderado por la comunidad: ¡Nos negamos a comer mierda! (#eval stories II)

Evaluaciones que marcan la diferencia” es una colección de 8 historias de evaluación recogidas en distintos lugares del mundo, y una de las primeras investigaciones sistemáticas sobre los factores que contribuyen a que las evaluaciones de alta calidad sean utilizadas por las partes interesadas para mejorar los programas y proyectos, y mejorar así la vida de las personas. Estas historias reflejan no sólo el punto de vista de los evaluadores, sino también de quienes comisionan y de quienes usan las evaluaciones. Esta historia es la segunda de las ocho historias desarrolladas en el marco del proyecto (historia 1 aquí). Para compartirlas en Inglés y Francés, visitar el Blog Evaluations that make a difference.

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De los siete mil millones de personas que habitan el mundo, solamente 4.500 millones
tienen acceso a inodoros o letrinas. Las restantes 2.500 millones de personas – la mayoría viviendo en zonas rurales – carecen de saneamiento adecuado. Y nada propaga las enfermedades más rápido que la defecación al aire libre. De hecho, el Objetivo 7 de Desarrollo del Milenio apuntó a reducir a la mitad la población de personas que viven sin saneamiento adecuado. De ahí surge la idea de instituir el Día Mundial del Inodoro, que se celebra el 19 de noviembre de cada año.

Pero vamos a retroceder en el tiempo hastael Día Mundial del Inodoro en el año 2011. Estamos en Murihi wa bibi, una aldea en las montañas del condado de Kwale, situada en la franja costera de baja altitud de Kenia.

Los niños persiguen a los gallos, los mismos que en pocas horas formarán parte de la comida de las celebraciones. La emoción está en el aire. ¿Pero, qué están celebrando los habitantes de Murihi wa bibi? En pocas palabras, están orgullosos y exultantes de que ya no hay más montones de excrementos humanos entre los arbustos. Esta comunidad, convencida de que su antigua tradición de defecar en el monte resulta intolerable, ha alcanzado un nuevo nivel de libertad – la de sentirse libre de la enfermedad.

Esa práctica tenía que parar; no había manera de que pudiera continuar. No con líderes como Kingi Mapenzi, Peter Mwambaka, y Josephine Mbith, quienes fueron de hogar en hogar recordando a los residentes la necesidad de dejar de comer excrementos, que es lo que sucede en las comunidades que practican la defecación al aire libre en zonas utilizadas para asentamientos humanos y agricultura. Kingi y Mbith son agentes sanitarios comunitarios, mientras que Mwambaka es el administrador del gobierno local. Ellos son tipicos representantes de la red de voluntarios locales que trabajan incansablemente para convencer a los aldeanos de abandonar la defecación al aire libre.

Captura de pantalla 2016-04-16 a las 10.46.43 a.m.Claro que no son los primeros en hacer esto. El tema del saneamiento hace ya tiempoque es reconocido como un grave problema de salud en Kenia. Durante años, decenas de organizaciones locales e internacionales han atacado desde múltiples direcciones el flagelo que supone la defecación al aire libre. Los resultados han sido variados, si bien las enormes proporciones del desao con el que lidian estas organizaciones a ahogado la mayoría de las veces sus buenas intenciones.

Reconociendo que esta tarea quedaba fuera del alcance de cualquier organización, un grupo de personas preocupadas por este asunto decidieron aunar esfuerzos – y lo más importante, posicionarse no como conductores sino como socios de las comunidades en cuestión. La idea era liderar desde las bambalinas – de modo que fueran las propias comunidades las que guiaran los esfuerzos para resolver sus problemas comunes.

Diez de estas personas decidieron constituirse como la Alianza en Defensa de la Salud, a la cual registraron como una entidad legal ante el gobierno. Cabe decir que, ya desde el principio, su intención fundamental era la de centrarse en ellos mismos como organización y evitar la excesiva notoriedad.

El pensamiento subyacente era el siguiente: si queremos que el saneamiento realmente funcione, tiene que surgir desde la base, no desde afuera. Después de todo, los aldeanos no se preocupan por los nombres de las organizaciones. Para destacar el papel primordial de la comunidad en esta iniciativa, la alianza adoptó el término ‘saneamiento total liderado por la comunidad’ (CLTS, por sus siglas en Inglés), que tiene su origen en un proyecto en Bangladesh donde el CLTS había dado buenos resultados en el abordaje de la defecación al aire libre.

La Alianza obtiene sus fondos a partir de las contribuciones de los 10 miembros que constituyen su núcleo motor, todos ellos empleados de diversas organizaciones y agencias. Aunque su experiencia abarca desde el seguimiento y la evaluación hasta la epidemiología, el denominador común entre ellos es la salud de la comunidad. Actuando como individuos, cada uno de los 10 miembros trabaja en consultorías remuneradas que les permiten donar tiempo y financiación a las actividades de la Alianza. Y dado que trabajan con y a través de los grupos comunitarios, los costos son mínimos.

Captura de pantalla 2016-04-16 a las 10.47.03 a.m.Todo comenzó en el año 2007. Una ONG internacional había desarrollado el proyecto en la aldea Jaribuni en Kili , un condado vecino al norte de Mombasa. Durante la sesión inicial, un facilitador altamente capacitado, utilizando diversas metodologías participativas, ayudó a los habitantes de la aldea a entender las terribles consecuencias de la defecación al aire libre. Los residentes de Jaribuni resolvieron entonces colectivamente, dirigidos por un comité local y en el marco de una campaña con plazos definidos, detener la defecación al aire libre mediante la construcción y el uso de letrinas. Se dieron a sí mismos 90 días para que todo el mundo en la aldea utilizara las letrinas, y que un comité de monitoreo local documentara el progreso. La aldea alcanzó la condición de ‘libre de defecación abierta’ (LDA) tan sólo 67 días después de aquella sesión inicial. Para mostrar este logro, los residentes y voluntarios organizaron una ceremonia sencilla, invitando a los funcionarios locales de salud que quedaron impresionados por la simplicidad del enfoque: empoderar a las comunidades para que analizaran su propio perfil de saneamiento, y que tomaran decisiones sobre la base de comprender que estaban literalmente comiendo el excremento de otros debido a la defecación abierta. Y el grito llegó: Tumekataa kula mavi tena! (‘¡Nos negamos a comer excrementos!’ en Swahili).

A medida que el movimiento CLTS se difundía en Kenia, especialmente en la región costera, las comunidades se mantenían al frente de la iniciativa ya que ésta es la forma en que este movimiento realmente funciona. Agentes comunitarios apasionados como Kingi, Mbith y Mwambaka, que cotidianamente y sin descanso monitoreaban la situación, encendieron la chispa que inició el proceso. Sabían que para lograr el saneamiento total la comunidad debía apropiarse verdaderamente de la idea, así que trabajaron para proporcionar esa chispa difundiendo la importancia de alcanzar la condición de LDA. Pero una vez que el motor estaba en marcha, con la comunidad liderando el proceso desde el asiento del conductor, su trabajo se limitaba al monitoreo.

El monitoreo es esencial para que una aldea llegue alcanzar el estado de LDA. Esta es una lección que los practicantes de CLTS en los condados de Kwale y Kili aprendieron de la manera más dura. Inicialmente, supusieron que una aldea que había iniciado el proceso alcanzaría automáticamente la condición de LDA. Pero, con el tiempo, la importancia del monitoreo – y los comités de monitoreo – fue ganando reconocimiento. Los agentes de las ONG diseñaron herramientas de monitoreo que los comités podían utilizar para medir el progreso e identificar qué hogares requerían una atención especial.

Captura de pantalla 2016-04-16 a las 10.47.50 a.m.A través de este proceso, se identificaron los hogares en los que la cabeza de familia es una mujer, y los hogares con personas muy mayores o personas con discapacidad. En muchos lugares, los comités de monitoreo movilizaron a los jóvenes para contribuir con su trabajo a la construcción de baños para los hogares de personas con dificultades de movilidad. En los casos de los hogares que no podían pagar los materiales de construcción, el comité se acercó a las autoridades forestales con los datos del progreso de la iniciativa a fin de mostrar que algunas pocas familias necesitaban apoyo especial para acceder a determinados materiales de construcción, como por ejemplo troncos. Y el conseguir la colaboración de dichas autoridades, fue considerado un éxito realmente asombroso: Nunca antes dicha entidad de gobierno había concedido permiso para que una persona cualquiera pudiera acceder a madera. ¡Ése es el poder de colocar los datos en manos de personas entusiastas!


Una vez que una aldea alcanzaba el estatus de LDA, los residentes colocaban vistosas señalizaciones con una doble
finalidad: proclamar su logro a todo el mundo señalando así el orgullo por los resultados obtenidos, y advertir de esa manera a los visitantes que defecar al aire libre no iba a ser tolerado en su territorio.

Las aldeas incluso comenzaron a competir entre sí y, a fin de superarse unas a otras, fueron subiendo el nivel de exigencia para con la monitorización. Consideraron que los indicadores de monitoreo elaborados por los expertos en la promoción de la higiene no eran lo suficientemente amplios como para atajar entre la comunidad el hábito que les llevaba a comer excrementos. Señalaron que la mera construcción y uso de las letrinas eran insuficientes. De hecho, tanto es así que incluso una comunidad llegó a fabricar tapas para las letrinas evitando de ese modo que las moscas se reprodujeran dentro de los pozos. Otra comunidad, para garantizar que las personas no olvidaran lavarse las manos después de usar la letrina, colocaron junto a ella instalaciones para lavarse las manos con jabón o ceniza. Aldeas rivales insistieron en la asignación de participantes para realizar las visitas de verificación que eran enviadas para inspeccionar las comunidades y así obtener la condición de LDA. Visitaban incluso las zonas de arbustos utilizadas previamente para la defecación al aire libre a fin de verificar la ausencia de excrementos.

De hecho, en Penda Nguo, un pueblo en el condado de Kili , se encontró que todos los hogares tenían letrinas, por lo que los expertos en saneamiento y promoción de la higiene habían decidido conferirles el estatus de LDA. Pero un miembro de la comisión de monitoreo, vecino de un pueblo rival, descubrió un montón de excrementos frescos en el monte, con lo que el comité ya no pudo actuar. Para solucionarlo, los aldeanos de Penda Kula decidieron colocar una letrina pública y, tan pronto como se dejaron de encontrar señales de heces frescas, fueron finalmente declarados LDA. ¡Estaremos de acuerdo en que no estamos delante de personas complacientes!

Captura de pantalla 2016-04-16 a las 10.47.23 a.m.Sin la participación activa de las comunidades en el monitoreo del saneamiento total, el trabajo duro y la dedicación de los promotores de salud se habría traducido, solamente, en cuerpos cansados y en desilusión. Y eso nos lleva de nuevo a la Jornada Mundial del Inodoro de 2011. Siete aldeas del condado de Kwale acordaron reunirse en Murihi wa bibi para celebrar su logro colectivo. Era la primera vez que un número tan elevado de pueblos realizaba una celebración conjunta. Los practicantes de CLTS lo llaman ‘ruido estratégico’ cuando una aldea – en este caso, siete de ellas – se une para formalizar su negativa a comer excrementos, sus vecinos no tienen más opción que seguir su ejemplo – venir para escuchar sus logros y unirse al ruido estratégico de la celebración.

Nada menos que el director regional de salud fue invitado para ser testigo de la alegría que sena la comunidad por haber conseguido desterrar la vida insalubre. El ruido estratégico incluye testimonios de los aldeanos. Mzee Hamadi recuerda cómo ponerse en cuclillas entre los arbustos le había robado la dignidad. El temor de pisar serpientes durante la noche, y la pesadilla de tener que encontrar un lugar seco entre el césped durante la temporada de lluvias habían sido demasiado para él. Cuando el movimiento de CLTS se extendió a su aldea, estuvo más que contento de unirse al mismo y detener así la defecación al aire libre.

Su vecino, Yusuf Ali, cuenta una historia diferente. ‘Al principio,’ dijo ‘yo no estaba tan contento. No veía la importancia de invertir esfuerzos y recursos para construir una casa para los excrementos.’ Sin embargo, su esposa pronto se dio cuenta de que su pequeña hija Fatuma, de dos años de edad, había dejado de padecer sus habituales diarreas crónicas a partir del momento en que Yusuf, a regañadientes, construyó la letrina familiar. Fatuma se encontraba ahora activa y saludable y, tal y como informó en la reunión, no había tenido diarreas en los tres últimos meses. De hecho, hasta los promotores de salud en el dispensario Mazumalume se lamentan diciendo que la echan de menos porque ya no tiene que visitarlos. Siku hizi, twaenda hospitali kwa chanjo za kakake Mdogo. (‘En estos días, sólo visitamos la clínica para inmunizar al hermanito de Fatuma.‘)

Captura de pantalla 2016-04-16 a las 10.48.04 a.m.La ceremonia termina con la entrega de certificados a la siempre implicada comisión de monitoreo y, expresando su emoción, Kingi exclama ‘¡Incluso mi grupo de aldeas más problemáticas son finalmente LDA!’. Como promotor itinerante de la salud, sabe que su energía se pondrá a prueba de nuevo cuando él y su equipo comiencen a trabajar con CLTS en Katangini, una aldea en el otro lado de la colina. Pero por ahora puede relajarse y disfrutar de un espléndido arroz sazonado y estofado de pollo. ¿Recuerdan a los gallos?


El jolgorio de hoy está bien merecido. Y sobretodo porque, a diferencia de los dos úl
timos años en los que Kingi tuvo que viajar a otro condado, hoy la conmemoración del Día Mundial del Inodoro se celebra en su pueblo. ¡Qué honor y qué gran manera de poner la guinda a un año repleto de éxitos, a la espera de que llegue otro todavía mejor!

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Redempta Muendo, Condado de Kwale, Oficial de Salud Pública; Haron Njiru, Director de Programa, Alianza HEADS

Narradores: Njoroge Kamau y Eric McGaw

4 comentarios sobre “Saneamiento total liderado por la comunidad: ¡Nos negamos a comer mierda! (#eval stories II)

  1. Esta historia es un gran ejemplo de cómo las evaluaciones que han sido diseñadas para recopilar y retornar resultados a las personas implicadas de forma ágil y sistemática, facilitan a los interesados la posibilidad de hacer cambios mucho antes de que el informe final vea la luz.

    Es genial ver cómo, a medida que pasa el tiempo, la evaluación va ayudando a los propios usuarios a vislumbrar los efectos acontecidos y a promover nuevos (y mejor informados) cambios siempre que sea necesario.

    Realmente, esta historia ilustra muy bien ese tipo de situaciones en las que la evaluación y el programa se encuentran tan estrechamente relacionados que resulta difícil ver dónde termina el programa y dónde empieza la evaluación. También es un excelente ejemplo para ilustrar el trabajo “codo con codo” entre evaluador@s y usuari@s en la aplicación conjunta de los resultados de la evaluación!!

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