En estos días se ha venido desarrollando «The 2nd Aid Blog Forum«, impulsado por J. de Tales from the Hood. En esta ocasión, el tema ha sido «Admitiendo Errores», impulsado por una corriente creciente de reflexión que apuesta por un mayor espacio para el reconocimiento de los errores que se cometen en las acciones de desarrollo, cooperación y ayuda humanitaria. Una expresión relevante de esta tendencia puede verse en el sitio Admitting Failure, con el sugestivo encabezado «Aprendiendo de lo que no funciona bien, creando espacio para lo que sí» (valga la traducción libre 😉 ).
Las reflexiones volcadas en los distintos blogs publicados hasta el momento son realmente interesantes, y llevan a darle varias vueltas de tuerca a este asunto. Para sumar mis dos centavos al foro, comento dos experiencias personales, ambas desde la perspectiva de la evaluación:
1) Hace varios años atrás me tocó estar cerca de la implementación y evaluación interna de una experiencia de desarrollo rural. La misma había resultado,por decirlo delicadamente, muy desequilibrada en sus efectos. Apenas una fracción muy menor de los participantes había implementado la propuesta técnica sugerida, mientras que en la enorme mayoría de los casos se detectaba abandono y desvinculación de la misma. Tras un tiempo de reflexión sobre la experiencia, pude publicar mi visión de lo sucedido en este caso, procurando extraer algunas lecciones a futuro. El punto es que al momento de publicar mi reflexión, yo seguía siendo parte del mismo programa que analizaba en el artículo. Apenas el artículo vio la luz, una alta autoridad del programa elevó sus quejas, trajo a colación la conocida frase «los trapitos sucios se lavan en casa», y presionó para mi despido. La intervención de otros funcionarios, así como la defensa que de mi caso hiciera mi jefe directo, disiparon esa posibilidad.
2) En el marco de la evaluación de un programa de desarrollo rural, el reporte final que presentamos con un colega tuvo que ser corregido varias veces -a pedido del Supervisor de la evaluación- a fin de «suavizarlo». En sus comunicaciones nos decía lo siguiente:
Recuerden que estos informes, luego de aprobados por la coordinación nacional del programa, pueden ser vistos por distinta gente (del Banco Mundial, autoridades del Ministerio, otros consultores), y debemos enviarlos a las regiones evaluadas, en donde también lo pueden ver distintas personas. No existe una cultura del seguimiento y de la evaluación como un punto de reflexión para mejorar. En general, especialmente las autoridades, los toman como un «juicio» para castigar, por eso es que estoy pidiendo estos cambios.
Finalmente, acordamos una versión final del informe donde las ideas fundamentales que queríamos señalar estaban presentes. Sin embargo, sentimos también que las mismas habían perdido gran parte de su fuerza original al haberse eliminado las referencias comparativas tanto con con el Manual Operativo del programa, así como con la realidad de ejecución del programa en otras regiones. Si bien varias de nuestras recomendaciones iniciales se mantuvieron, aquellas que resultaban para el criterio del Supervisor como “potencialmente hirientes” fueron suprimidas.
Sin duda que estos ejemplos brevísimamente presentados pueden dar pie a múltimples reflexiones, muchas de ellas ajenas al propósito de esta entrada. Me interesa rescatar de ellos la fuerte dificultad en el reconocimiento de errores, fallas y problemas en la implementación de acciones de desarrollo, vinculada estrechamente con la ausencia de una cultura evaluativa, donde el énfasis mayor o único pasaría por la rendición de cuentas, y el factor de aprendizaje quedaría minimizado. Aquí está, me parece a mí, un nudo central a resolver en el movimiento del reconocimiento de los errores. Por un lado, es importante, necesario y bienvenido un movimiento que se oriente a dar cuenta de cómo las acciones de desarrollo… fallan. Pero al mismo tiempo, poco avanzamos si nos quedamos apenas en ese primer paso. Es necesario aprender de los errores, pues el simple reconocimiento de los mismos no pasaría de ser un acto de expiación personal/institucional, casi sin efecto alguno.
En tal sentido, el movimiento de Sistematización de experiencias, con fuerte raigambre en América Latina, ha venido planteando con claridad que hay un desafío no sólo metodológico o técnico en aprender de nuestras prácticas, sino fundamentalmente político. La biblioteca virtual de Sistematización (alojada en la web del CEP Alforja, y perteneciente al Programa Latinoamericano de apoyo a la sistematización del CEAAL) es un buen lugar para indagar y conocer sobre el enfoque, al igual que el muy dinámico grupo de Sistematización y Evaluación de la ReLAC. El interés por la Sistematización en foros extra-regionales ha tenido este año al menos dos ejemplos a marcarlar: la ponencia de Esteban Tapella en la conferencia Systemic Approaches in Evaluation (GIZ, Enero de 2011), así como la presencia del maestro Oscar Jara en la Cesta de Aprendizaje en la Universidad Politécnica de Valencia (de cuyos frutos confiamos tener novedades pronto 😉 ).
En todos los casos, la Sistematización asume que más allá de identificar buenas prácticas, el reconocer errores y dar cuenta de fallas, debe generar aprendizajes. Aprender, a fin de cuentas, no es un acto de contrición…
Efectivamente, estimado Pablo.. como hemos venido compartiendo en distintos espacios este último tiempo, los procesos de evaluación y sistematización, son procesos de aprendizaje crítico, para lo cual debemos generar disposiciones que lo faciliten, considerando que las prácticas reflexionadas son susceptibles a ser mejoradas y que mirarlas críticamente es lo mejor que podemos hacer como participes de estos procesos. Seguimos buscando y encontrando caminos de confluencia para ello y para sobreponernos a situaciones como las que señalas que no son tan infrecuentes..!!
abrazos
oscar jara (nota: la biblioteca virtual de sistematización está alojada en la web del CEP Alforja, pero pertenece al Programa Latinoamericano de apoyo a la sistematización del CEAAL).
gracias y hasta cualquier momento
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Gracias Oscar por tu comentario, y ya está arreglada la referencia que me señalas sobre la biblioteca virtual de sistematización.
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