Hace algo más de dos años atrás, cuando la primavera árabe parecía extenderse por toda la región de Medio Oriente, el presidente de Siria Ashar Al-Assad opuso firme resistencia a las protestas populares que en el país tuvieron lugar, no sólo con una clara negativa a ceder espacios de poder, sino también reprimiendo con el ejército a los insurgentes. Los opositores radicalizaron sus demandas y crearon a fines del 2011 el Ejercito Libre de Siria, principal grupo opositor al gobierno y uno de los actores claves de la guerra civil que se desató en el país.
Desde entonces, la guerra se ha extendido por todo el país, y la Fuerza Aérea ha bombardeado decenas de ciudades, dejando a su paso muerte y destrucción. Los rebeldes toman ciudades, el gobierno las bombardea, la población huye. Huye… Abandona toda su vida, y parte a la frontera. Y no son pocos siquiera…
El Alto Comisionado para los Refugiados (Naciones Unidas) considera que para finales del 2013 la mitad de la población Siria estará necesitada de ayuda de la cooperación internacional, mientras que ya mismo la situación es considerada la más grave con la que su organización ha tenido que lidiar jamás. Mientras que unos tres millones de personas se han desplazado de sus hogares a otros sitios de Siria, aproximadamente ocho mil personas por día -desde hace meses- han cruzado la frontera hacia Jordania. A la vez que las soluciones políticas al conflicto siguen sin aparecer, la situación en los campos de refugiados se ha vuelto crítica, tal como lo expresa Paloma Escudero, de UNICEF:
Hace diez días, el equipo de UNICEF en Oriente Medio dio la voz de alarma: si el número de niños y familias que necesitan ayuda humanitaria sigue creciendo cada semana a este ritmo vertiginoso, no podemos garantizar el mantenimiento de nuestras operaciones con los fondos disponibles. Por primera vez, debíamos considerar el cierre de programas dentro de Siria en salud, protección y educación (solo un 6% de los niños de Aleppo están escolarizados, cuando hace dos años era el 85%, dos millones de niños) y nuestro trabajo diario atendiendo a la población refugiada y a las comunidades de acogida en Jordania, Líbano, Iraq y Turquía con agua, saneamiento, campañas de vacunación, centros de salud y escolarización. Y no éramos los únicos. Lo que estábamos viviendo en el equipo de UNICEF también lo estaban sufriendo otras agencias humanitarias clave en la zona como ACNUR, la OMS, OCAH y el PMA. […]
Lo que sí fue diferente fue la solución a este inmenso problema. Por primera vez, no fue una petición de fondos a gran escala, aunque la necesidad no puede ser más crítica. Por primera vez la solución se centró en la causa de la tragedia humanitaria y no solo en sus consecuencias. Los líderes mundiales de UNICEF (Anthony Lake), ACNUR (António Guterres), OCAH (Valerie Amos), el PMA (Ertharin Cousin) y la OMS (Margaret Chan), decidieron hablar alto y claro, con una sola voz exigiendo el fin de la violencia y el sufrimiento de millones de sirios dentro y fuera de sus fronteras.
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Unicef ha señalado que es posible que la violencia, el desplazamiento, y las carencias básicas hagan realidad la triste situación de una generación perdida. Para ponerle rostro a números y nombres que nos pueden sonar extraños y lejanos, vale la pena dedicar un par de minutos a escuchar a los niños de un campo de refugiados. Tienen la palabra….
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