Evaluación y profesionalización: ¿extraña pareja? (parte 2)

En la entrada anterior presenté algunos aspectos generales de la profesionalización de la evaluación, tema cuyo derrotero puede rastrearse a lo largo de los últimos 25 años, donde los méritos y limitaciones de distintos sistemas de acreditación y de credencialización han sido discutidos tanto en artículos de revistas como en presentaciones en conferencias de Evaluación. Se observa en la actualidad un interés renovado por la temática, a la vez que un “clima” donde el debate respecto a la profesionalización es abordado con menor efervescencia que hace unos años atrás. Colegas que en el pasado fueron escépticos (sino directamente negativos) respecto a la profesionalización de la evaluación como una dirección positiva a seguir, se muestran ahora abiertos a explorar este camino. Junto a ello, se actualizan esfuerzos en pos de dar una más profunda comprensión a las cuestiones teóricas y conceptuales involucradas en la profesionalización, aspecto clave ya que su mismo entendimiento comprende a una amplia gama de significados (desde «mejorar la práctica de evaluación» a «establecer una profesión»).  

Resulta claro que al interior del campo evaluativo, son las VOPEs (redes, sociedades, asociaciones de evaluación) las que se vienen posicionando como actores clave para encarar estos procesos colectivos de discusión sobre evaluación y profesionalización. En tal sentido, existen distintos procesos liderados por VOPEs, los que sucintamente presento a continuación.

La
Sociedad Canadiense de Evaluación (CES), generalmente entendida como la VOPE pionera en el proceso de profesionalización, adoptó un enfoque basado en competencias, llamado Professional Designation Program, basado en tres pilares: un código de ética, estándares y competencias. Este esquema, lanzado oficialmente en junio de 2009, otorga la designación de Credentialed Evaluator a los miembros de la CES que proporcionan evidencia convincente respecto a la formación y experiencia requerida para ser considerado un evaluador competente.

La Sociedad Europea de Evaluación (EES), junto con la Sociedad de Evaluación del Reino Unido (UKES), están llevando a cabo en estos meses
un proceso de evaluación por pares, llamado
Voluntary Evaluator Peer Review (VEPR), el que utiliza la autorreflexión apoyada por colegas,  centrándose en áreas de práctica seleccionadas por el practicante de la evaluación -evaluador, gerente, comisionado o educador / formador- que emprende dicha revisión. Este esquema implica un proceso de revisión basado en la práctica reflexiva, donde los evaluadores se presentan ante su sociedad de evaluación a fin de someterse a una revisión sistemática de sus capacidades, con el objetivo de alcanzar planes concretos de superación o mejora profesional.

La Sociedad Americana de Evaluación (AEA), la mayor de todas las VOPEs, adoptó los Guiding Principles for Evaluators, desarrollados y aprobados en 1994, y revisados ​​diez años después. Sus miembros aprobaron los Joint Committee’s Program Evaluation Standards, así como una Declaración de Competencias Culturales en 2011. En 2015, la Junta Directiva de la AEA comisionó a un Grupo de Trabajo el desarrollo para la asociación de una serie de competencias de los evaluadores.

Otras VOPEs también han utilizado las
Joint Committee’s Program Evaluation Standards para desarrollar sus propios sistemas de estándares de evaluación, como es el caso de DEGEVAL (Alemania) y SEVAL (Suiza), asícomo los recientemente desarrollados Estándares de Evaluación para América Latina y el Caribe, presentados por la Red de Seguimiento, Evaluación y Sistematización de América Latina y el Caribe.  La Sociedad de Evaluadores de Nueva Zelanda, ANZEA, presentó en 2011 los  Estándares de Evaluación para Aotearoa New Zealand, , y  la Sociedad de Evaluación de Australasia (AES), publicó en 2013 la Guías éticas para el
desarrollo de evaluaciones
.


 

 

Si bien parece que la Asociación Africana de Evaluación no ha desarrollado actividades concretas en este ámbito, la Asociación Sudafricana de Monitoreo y Evaluación(SAMEA) ha participado recientemente junto con el Departamento de Planificación, Seguimiento y Evaluación de la Oficina de la Presidencia de Sudáfrica en un estudio que explora opciones para la profesionalización de la evaluación en el contexto sudafricano.

A nivel mundial, la Asociación Internacional de Evaluación del Desarrollo (IDEAS) ha desarrollado su Código de Ética como uno de sus documentos fundacionales, así como uno referido a  Competencies for development evaluation evaluators, managers and commissioners. Ambos documentos fueron desarrollados por grupos de trabajo multiculturales y con una perspectiva fuertemente global. Otro producto en materia de habilitación profesional está planificado, atendiendo a la identificación de un conjunto mínimo de competencias relevantes para los evaluadores en contexto de desarrollo.

Revisar estos diferentes esfuerzos por parte de las VOPEs muestra que la mayoría de los impulsores o drivers de la profesionalización han sido principalmente internos al campo, surgidos principalmente ​​por las aspiraciones de los propios practicantes (vale decir, el lado de la oferta de la evaluación). Si bien no existe un consenso entre las VOPE sobre cómo proceder con la profesionalización de los evaluadores, si hay un acuerdo más claro sobre la necesidad de fortalecer a los evaluadores y la evaluación, a fin de ampliar el grupo de evaluadores competentes. ¿Implicaría ello transitar el camino de la profesionalización? A explorar dicho interrogante estará destinada la tercera (y última) entrada de esta serie.

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