Viernes Light: Carta de un esclavo a su antiguo amo

Leía hace poco un duro y clarísimo post sobre la esclavitud en nuestros días, publicado en el siempre recomendable blog 3500 Millones, al cual tod@s los interesados en temas de desarrollo deberían estar suscriptos (es muy fácil hacerlo aquí vía Facebook).

La lectura me hizo recordar una situación de hace unos 140 años atrás, fantásticamente ilustrada en una carta maravillosa que pude reconstruir desde distintos sitios.  La misma  fue escrita en 1865 por un ex-esclavo llamado Jourdon Anderson en respuesta a su antiguo dueño, el Coronel P.H.Anderson, quien lo invitaba a regresar a su servicio -esta vez en condiciones de libertad-.

La carta no tiene desperdicio, y da pie para reflexionar mucho sobre el pasado y -urgentemente- sobre el presente.


Para mi antiguo amo, Coronel P.H.Anderson:

Recibí su carta, y me alegro al ver que no se ha olvidado de Jourdon, y que quería que yo regresara a vivir con usted otra vez, con la promesa de hacer lo mejor para mí como nadie más puede hacerlo.

Muchas veces me he sentido inquieto acerca de usted. Pensé que los Yankees le habían colgado hace tiempo por albergar a los rebeldes que encontraron en su casa. Supongo que nunca habrán oído hablar de cuando usted fue a lo del coronel Martin a matar al soldado de la Unión que fue abandonado por su compañía en su establo. A pesar de que usted me disparó dos veces antes de que yo me fuera, yo no quería oír que usted había sido herido, y me alegro de que esté con vida.

Me haría bien volver a la antigua y querida casa de nuevo y ver a la señoritas Marta y María, así como a las señoritas Allen, Esther, Green y Lee. Cariños a todos ellas, y le ruego decirles que espero que nos encontraremos en un mundo mejor, si no es en éste. Hubiera ido a verlos a todos cuando estaba trabajando en el Hospital de Nashville, pero uno de los vecinos me dijo que Henry tenía intención de pegarme un tiro si alguna vez tuviera la oportunidad.

Me interesa especialmente saber cuál es su oferta. Me va razonablemente bien aquí: gano 25 dólares al mes, con provisiones y comida; tengo un hogar cómodo para Mandy (la gente le llama Señora Anderson) y los niños, Milly, Jane y Grundy, van a la escuela y aprenden mucho; el profesor dice que Grundy tiene cabeza para ser predicador. Van a la escuela dominical, y Mandy y yo vamos a la iglesia con regularidad. Nos tratan amablemente por aquí. A veces oímos a otros decir: «Esa gente de color era esclava en Tennessee». Los niños se sienten heridos cuando lo oyen, pero yo les digo que no era ninguna desgracia en Tennessee pertenecer al coronel Anderson. Muchos negritos hubieran estado orgullosos, como yo lo estaba, de llamarle amo a usted.

Ahora, si usted me escribiera y me dijera la paga que me daría, podría hacerme mejor a la idea de si me conviene volver. En cuanto a mi libertad, la que usted dice que yo puedo tener, pues no tengo nada que ganar en ese sentido, ya que obtuve mis papeles de libertad en el año 1864 de parte del Provost General del Departamento de Nashville. Mandy dice que ella tendría miedo de volver sin alguna prueba de que usted está dispuesto a tratarnos con justicia y bondad, y hemos concluido que la prueba de su sinceridad es pedirle que nos envíe nuestro salario por el tiempo que le hemos servido antes. Esto nos hará olvidar y perdonar viejas heridas , y nos hará creer en su justicia y amistad en el futuro.

 Le serví fielmente durante treinta y dos años, y Mandy durante veinte. A 25$ al mes para mí, y 2$ por semana para Mandy, nuestras ganancias ascenderían a 11.680 dólares. Sume a esto los intereses por el tiempo que ha tenido retenidas nuestras pagas y reste los gastos de vestirnos y las tres visitas al médico para mí, además de la extracción de un diente a Mandy, y el resultado mostrará lo que en justicia merecemos. Por favor, envíe el dinero a través de Adams Express, a la atención de V. Winter, esq, Dayton, Ohio. Si no nos paga por el trabajo que desempeñamos fielmente en el pasado, poca fe podemos tener en sus promesas para el futuro. Confiamos en que el buen Dios haya abierto sus ojos para ver los males que usted y sus padres nos han causado a mí y a los míos, haciéndonos trabajar duramente durante generaciones sin recompensa. Aquí cobro mi paga todos los sábados por la noche, pero en Tennessee no había más día de paga para los negros del que había para vacas y caballos. Seguramente, algún día, aquellos que privaron a los jornaleros de sus pagas tengan que devolvérselas.

Cuando responda esta carta, por favor explíquenos si habría alguna seguridad para mis hijas Milly y Jane, que han crecido y son dos jóvenes bien parecidas. Usted sabe bien lo que ocurrió con las pobres Matilda y Catherine. Preferiría quedarme aquí y pasar hambre – incluso morir, si fuera preciso – que llevar la vergüenza a mis hijas por la violencia y vileza de sus jóvenes amos. Por favor, aclárenos también si se han abierto escuelas para niños de color en su vecindario; mi mayor deseo es dar a mis hijos una educación, y lograr que sean jóvenes virtuosos.

 Le ruego saludar a George Carter de mi parte, y darle las gracias por tomar la pistola cuando usted me disparaba a mí.

De su vieja criado,

Jourdon Anderson.

 

5 comentarios sobre “Viernes Light: Carta de un esclavo a su antiguo amo

  1. muy fuerte….. mucho dolor por tanto sufrimiento pero es claro q Dios hizo su obra en el ….. quisiera saber si se tiene conocimiento de alguna respuesta

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