«Cuando uno tiene 18 años claro que quiere cambiar todo el mundo!», me dijo un cura amigo hace mil años (bueno, poco más de 25 ) . La frase no era nada original, pero de alguna manera quedó resonando en mi cabeza por mucho tiempo y por diversos caminos, adquiriendo matices particulares con cada vuelta dada alrededor del sol.
Luego, el trabajo y el estudio de iniciativas de desarrollo, la práctica de la evaluación, la docencia y la capacitación, hicieron que esa frase nunca fuera recuerdo, activándose de distintas maneras. Descubrí en mí y en tantos colegas y amigos trabajando en estos temas, los riesgos de la ingenuidad, los alertas del escepticismo, y la ambigüedad del cinismo.
Quizás por eso el dibujo del genial Quino me hizo sonreír con una mueca amarga…
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Al Borde del Caos 
muy bueno tu post pablo!!!!
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Mm… cambiar el mundo es como muy ambicioso pero bue… igual no hay que perder las esperanzas!!! porque como dice Aristóteles: «La esperanza es el sueño del hombre despierto»
Me gusta bastante Viernes Light!!! me parece reflexivo…
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Me gusta cómo Quino le da la vuelta a la cuestión… Pero, querer cambiar el mundo a los 18 es signo de valor y de entereza… aunque también de ingenuidad e ignorancia… Por lo que al final del ciclo quizás transmita mucha más sabiduría el o la que intentó algo, aunque no lo lograra… que los que desde los 18 fueron más realistas y algo cínicos… ¡Feliz Finde!
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que puedo decir…jaja..me parecio «simpatica» la moraleja… no se si podremos cambiar el mundo…pero de ultima, que lo unico de lo que no puedan acusarnos, es de no haberlo intentado…
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